Conviértenos a ti,
que tu llegada nos cambie el corazón
y trabajemos para hacer que florezca la justicia,
para tratarnos como hermanos,
para estar atentos a lo que necesita el otro,
para vivir centrados en los demás,
para estar en escucha del que sufre.
Conviértenos a ti, Señor,
enseñándonos a construir la paz,
a tratarnos con ternura,
a frenar los enfrentamientos,
a minimizar las diferencias,
a utilizar expresiones cálidas,
a buscar las cosas que nos unen,
a construir tu reino de igualdad y fraternidad permanente.
Conviértenos a ti, Señor,
no nos dejes seguir viviendo así,
no permitas que la indiferencia nos envuelva.
Despiértanos la sensibilidad.
Conviértenos el corazón,
ese de piedra e indiferencia,
para que amemos más, para que sintamos con el otro,
para que mejoremos su existencia.