Cuando el adviento, ya se va finalizando y la Navidad se asoma, es pertinente preguntarse, si de verdad la esperanza, ha conquistado nuestros corazones.

Llama mucho la atención, que para que Jesús naciera entre nosotros, Dios se fijara en una adolescente, soltera como era María. A pesar de sus dificultades ( que no fueron pocas), es capaz de fiarse y continuar luchando hacia adelante....

En las personas sencillas, con corazón de oro, puede nacer de verdad la esperanza en forma de niño Jesús. Si hemos experimentado la misericordia, el amor de Dios, tenemos la responsabilidad  y hemos de ser consecuentes, siendo pequeños faros de vida y alegría para las personas que sufren.

En momentos difíciles, como los que nos toca compartir, deseamos que la la luz de la vida y alegría, ayude a transformar nuestros corazones y así seamos sembradores de la Buena Noticia de Dios, para toda la humanidad.