Parece que no hay tiempo para detenerse. Estamos en la segunda semana de Adviento y nuestros moviles se llenan de felicitaciones de Navidad. Ya no tenemos paciencia. Como si todo tuviera que ser inmediato, rápido: ¡ya!. Sin embargo los tiempos de Dios, parace que no funcionan con rapidez.
Necesitamos algo de silencio. Prepara el camino al Señor. Mira tu corazón. Llenate de él.